Tres claves para cuidar la piel del cuello

Los expertos insisten en que no le prestamos atención a esta zona hasta que no se hacen visibles los primeros síntomas de la edad

Por hola.com

La cara no se acaba justo en la barbilla. Esa es una de las máximas de cualquier experta en el cuidado de la piel, que no paran de hacer hincapié en que la piel del cuello es precisamente una de las más delicadas de nuestro cuerpo. El problema es que cuidamos nuestro rostro, pero no nos acordamos de extender esos mimos a esta particular zona. Como explica la esteticista Carmen Navarro, “no le prestamos atención al cuello hasta que no se hacen visibles los primeros síntomas de la edad, evitando todo tipo de cuidados preventivos”.
Una equivocación, sin duda. Este área parece caer en una especie de tierra de nadie, a mitad de camino entre la cara y el cuerpo, sin que caigan sobre ella los cuidados dedicados al resto. ¡Craso error! Precisamente la piel del cuello es una de las más frágiles del cuerpo, al tener menos glándulas sebáceas (se deshidrata y seca fácilmente), poco tejido adiposo (es decir, es más fina) y una menor densidad de fibras conjuntivas, por lo que es presa fácil de la flacidez. Por eso es importante dedicarle unos cuidados mínimos, antes de que los años dejen su huella.

Cuidados básicos para la piel del cuello. Carmen Navarro no duda en fijar una regla básica: "El cuello debe tratarse exactamente igual que el rostro. Es decir, hay que desmaquillarla, usar un tónico para equilibrar el pH, y continuar con la aplicación de una buena hidratante. Y si usamos una mascarilla en el rostro, debemos extenderla también por cuello y escote". Es decir: recordemos que la cara no acaba en la mandíbula, al menos desde el punto de vista de los cuidados estéticos. Así lo apunta también Felicidad Carrera: “A partir de los treinta años debemos dedicarle a la piel del cuello y escote la misma atención que a la piel del rostro”.

Y con el paso de los años... Como sucede en el contorno de los ojos, la delicada y finísima piel del cuello muestra el paso del tiempo con una precocidad poco bienvenida. Por eso, a menudo hace falta mimarla con cremas reafirmantes o de efecto lifting incluso antes de los treinta años, para evitar que los males vayan a mayores.

¡La postura también cuenta! Una de las mejores formas de evitar la aparición de arrugas prematuras es vigilar la postura. Carmen Navarro nos advierte de los peligros de ciertos hábitos: "Las mujeres que pasan mucho tiempo delante de un ordenador deben tener cuidado en mantener la pantalla siempre a una altura adecuada, y tampoco es bueno sostener el teléfono entre oreja y hombro durante mucho tiempo". Cuida, además, la elección de tu almohada. Si duermes de lado, debes buscar una almohada dura y alta, que ayude a compensar el espacio entre los hombros y la cabeza, pero si acostumbras a recostarte boca arriba, te conviene más un modelo más bajo. Lo más importante es no forzar el cuello, y que la almohada ayude a mantener la fluidez de la línea del cuello respecto a la columna, sin forzarla.